Como el Cerebro condiciona nuestro Comportamiento y como Interviene la Ciencia en ello
En la antigüedad la gente creía que el comportamiento iba ligado al alma, una entidad inmortal y única por cada individuo, la cual determinaba (En aspectos religiosos) si merecías la salvación o la condena en base a tus comportamientos en vida. No obstante, con el avance de la ciencia y la medicina moderna, se demostró de que el comportamiento iba ligado a la mente. Trayendo como consecuencia de que la gente comenzase a debatir acerca de la existencia del alma, y que además se plantease la posibilidad de manipular el cerebro para generar diversas reacciones y conductas.
A la hora de hablar acerca de nuestra conducta entra juego la genética, la ontogenia, la filogenia, los aspectos socioculturales e históricos y por último, las emociones. En este último será en el que nos enfocaremos: Buena parte de nuestras decisiones se encuentran regidas en base al que tanto placer nos otorga realizar esa tarea, desatando por lo general una sensación de relajación, plenitud y felicidad. Las tareas pueden ser de todo tipo: Desde el ejercicio físico, el enamoramiento, el aprendizaje etc. Y la explicación técnica del por qué sucede este fenómeno es debido a que el propio cerebro emplea neurotransmisores para generar hormonas que te suministran placer a la hora de ejecutarlas, y dependiendo de la tarea, será una hormona distinta. Las más conocidas son la oxitocina (Relacionada con el establecimiento de relaciones sociales positivas) la endorfinas (Generalmente relacionada con la actividad motora) y la dopamina (Siendo producidad por causas más diversas)
En la actualidad, existen diversas sustancias tanto naturales como artificiales elaboradas por la medicina moderna que ayudan a generar esta clase de hormonas de manera mucho más intensificada o que simplemente te las suministran (Condicionando así, comportamientos artificiales en el individuo). Sin embargo, únicamente son suministradas en tratamientos muy específicos debido a que si no son tomadas con moderación pueden provocar grandes daños a todo el cuerpo, deteriorándolo de manera muy rápida o incluso provocando la muerte.
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